martes, 26 de octubre de 2010
Es amor....
Cuando llega ese momento
Que no sabes si es real
No piensas en otra cosa
Y sientes que es tu hora de amar
Pega fuerte el sentimiento
...No distingues entre el bien y el mal
La magia de esa mirada
Que te rompe el corazón
Sobran todas las palabras
Es tan solo un sentimiento de amor
Solo el uno para el otro
Y la nada a nuestro alrededor
Es amor lo que siento por ti
Es amor lo que siento por ti
Quiero que no acabe nunca
Quiero que siempre sea así
Y cuando llegue la tarde
Y te marches a tu casa sin mi
Intentare engañar al tiempo
Cerrar los ojos y pensar en ti
Es amor lo que siento por ti
Es amor lo que siento por ti
lunes, 18 de octubre de 2010
Ojalá
Ojalá que te bebas mis sueños,
que mi nombre se extienda por todo tu cuerpo.
Que me pierda en tu piel de aceituna
en las lentas horas de abril y de luna.
Ojalá a mi cintura
se amarre la cinta de tu sangre oscura.
Y que por tus labios
húmedos y sabios
transiten mis besos de óxido y de llanto.
Ojalá que asciendas
por mi sangre enhiesta
con la fiebre izada como una bandera.
Aunque luego huyas.
Aunque nunca vuelvas.
Aunque torne negra
esta primavera.
Aunque yo me muera.
Dama
Inutil
Es inútil soñar aquellos besos.
Inútil evocar aquellas horas,
aquel agonizar los dos, obsesos
de soledad, de sed devastadora.
Inútil demandar a nuestros huesos
alzarse sobre el tiempo y nuestro ahora;
que tú ya no eres tú, ni yo, ni esos
instantes volverán. Inútil. ¿Lloras...?
Pero no. Tú no lloras. Tú, sombrío.
Inútil esperar una palabra.
Inútil ensanchar el llanto mío.
Inútil ya el vivir. Tu mano labra
-qué impiadoso el buril de tu sentencia-
mi muerte, sobre el barro de tu ausencia.
Dama
El otoño
¿Qué estoy haciendo ahora,
varada en mi ventana,
mientras un nuevo otoño incendia los pinares
y derrama en mi mesa
su dulce llamarada?
(Y tu piel allá lejos,
y tu boca temprana)
¿Y por qué este inventario
de ardores y de inviernos,
de la sed y del agua?
(Y tu risa perfecta.
Y tu boca lejana...)
En la soledad espesa de esta noche de octubre
una puerta se abre...
Tal vez sea sólo el viento.
Seguramente, nadie.
Tal vez sólo la lluvia,
penetrante y cercana,
con sus húmedos dedos llamando en mis cristales.
Tal vez sólo el crujido
con que se ensaña el tiempo
sobre la piel opaca de las fotografías
Tal vez nunca se abra
la puerta del deseo.
Mas tal vez esta noche
de octubre suntuoso
se produzca el milagro.
(Y ni yo sé decir
el milagro que espero...)
Dama
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